Carta de Francisco Ayala a Manuel Andújar (23/09/1970)
23 de septiembre de 1970
Mi querido Andújar: Por fin, aquí en Chicago, he podido leer
con cierta calma sus novelas, de las cuáles sólo la primera alcancé a terminar
en Madrid. Ya entonces le dije algo sobre mis impresiones de lector, cómo me
había interesado el modo en que usted altera la perspectiva de la narración y
el punto de vista del narrador. Pero este es un aspecto técnico en el que tan
sólo nos fijamos los del oficio. Lo importante –pues el novelista no escribe
para sus colegas sino para el público en general– es el resultado, esto es, la
manera en que usted consigue prender la atención del lector y solidarizarlo con
los destinos imaginarios de sus personajes. Las tres novelas son excelentes
desde este punto de vista, y supongo que la reacción del público será muy
favorable. Para mí El destino de Lázaro
es el más atractivo. Es un personaje estupendo. A través de las tres obras,
usted consigue transmitir una visión de España que es muy personal y por eso
mismo muy real, auténtica. Entiendo bien lo del "realismo simbólico";
no le falta razón a Rafael Conte, su enfoque es justo. Pero, amigo, qué amargo
regusto deja esa España que usted nos denuncia y entrega… Su obra hace impacto,
y esa es la mejor seña de su calidad.
Hablando ahora de otro asunto: Yo espero a conocer los
términos de su conversación con Aymá para escribirle de acuerdo con las
sugestiones que usted me haga. Desde luego pienso ir a España tan pronto como
pueda; pero en ningún caso podría estar ahí a comienzos de diciembre (mis
clases terminan el 20). Si, en cambio, a comienzos de enero, y pasar en
Barcelona el tiempo que convenga. A mí me parece, por otra parte, que el
comienzo de enero es mejor fecha, pasadas las fiestas navideñas, para
actividades de promoción literaria, que inmediatamente antes de esas fiestas.
Le escribí a Ortega recordándole una conversación que tuvimos
en la que parecía concordar en que, no pudiendose publicar por ahora en España La cabeza del cordero, convendría meter
en la colección Historia de macacos,
que editó la Revista y (por razones
que él me explicó) no se vende. (Creo que esto se lo conté a usted en Madrid).
Pues me contesta diciendo que "mientras no se agote, cosa que no puede
tardar, no es momento de hacerlo". No me explico cómo dice que no puede
tardar en agotarse el libro, cuando en verdad no circula, ni ha circulado
nunca. Pero es formidable que no quiera darlo en la colección de bolsillo por
respeto a la edición original (y difunta entre sus manos) cuando este fue el
argumento que esgrimimos frente a Editorial Sudamericana para publicar en
Alianza Muertes de perro y El fondo del vaso. Me imagino que no le
gustaría que yo diera el libro ahora en otra colección de bolsillo. La cosa me
ha producido alguna irritación, no se lo oculto a usted, pero le ruego que
mantenga el asunto rigurosamente reservado. Se lo digo al amigo como un
desahogo, y nada más. Cuando yo vaya, veremos qué se hace, pues como recordará,
tampoco quisieron publicar las cosas de vanguardia que usted consideraba
oportunas editorialmente. Entonces, ¿qué? En fin, ya hablaremos de todo esto.
Le agradezco que me haya enviado el recorte de Insula. ¿Ellos mandar el número? Ni lo
piense. Sería romper una inveterada costumbre.
De acuerdo con la sugestión que me hace, escribo a Pillado
agradeciéndole su comentario.
Y nada más por hoy. Saludos, y un abrazo de
Ayala.-