Carta de Francisco Ayala a Emilio Orozco Díaz (25/05/1974)
Madrid, 25 de mayo de 1974
Sr. D. Emilio Orozco Diaz,
Granada.
Mi querido amigo:
Hasta hoy no ha llegado a mis manos el volumen Novela y novelistas con su estudio de El jardín de las delicias, de cuya
existencia sólo hace un par de meses tuve noticia. Esa es la razón de que no le
haya escrito a usted antes. ¿Por qué no me envió usted en su momento una copia
del original? No se hubiera demorado tanto mi placer de conocer tan espléndido
trabajo, ni el cumplimiento de mi gustoso deber de darle las gracias a su autor. Más aún, ese placer no se
hubiera visto entorpecido por las numerosas erratas tipográficas que estropean
el texto impreso, tanto más lamentables cuando se trata de uno tan preciso y
precioso como éste.
Puede usted imaginarse la alegría del escritor que encuentra
su obra examinada con tal profundidad y una simpatía que no excluye sino
aumenta la sagacidad crítica de quien posee la más seria preparación para
ejercitarla. Es un regalo único y un placer incomparable. ¿Para qué decirle lo
que usted bien sabe?: que su estudio es el análisis más completo y más exacto
de cuantos se han hecho de esa obra mia. Veo en él subrayadas y puestas de
relieve muchas cosas que al escribir me divertía en hacer sumamente elusivas
como desafio al lector, pero que indefectiblemente ese lector especialísimo que
es usted ha sabido captar hasta el fondo. Sería cuestión de hacer un ensayo
comentando las virtudes del suyo, pues desde los fundamentos teóricos hasta la
detectación de las conexiones minísculas [sic]
y más secretas, pasando por el descubrimiento del esqueleto estructural, está
ahí dicho todo lo que yo mismo hubiera podido declarar acerca de mis
intenciones creativas, y mucho más que sin duda puse en obra sin intención
consciente, y que usted, como crítico, revela a los ojos del autor. Nada se le
ha escapado. Incluso apunta –y es una adivinación– la eventualidad de que
futuras ediciones del libro incorporen nuevas piezas. Hasta ahora no ha
ocurrido, pero puede ocurrir más adelante. Incluyo en esta carta algo de lo que
podría integrarse al Jardín de las
delicias; es una muestra, entre otras cosas que tengo escritas. Supongo que
le gustará conocerla.
También contesta usted en su estudio, y de manera muy
cumplida, a la pregunta que un escritor argentino amigo mio, Murena, me hizo
acerca del sentido y función de las ilustraciones del libro, que –como yo le
aclaré sumariamente en mi respuesta– no son adjetivas. Quisiera poder enviarle
a Murena este trabajo de usted para que advierta la significación que esos
elementos asumen en el volumen.
En fin, ¿a qué seguir? No terminaría nunca. Ojalá nos deparen
las circunstancias una oportunidad de reunirnos y conversar ampliamente de todo
ello. Pienso permanecer en España durante todo el verano, y en la segunda mitad
de junio estaré en Fuengirola con mi mujer y mi nieta, un poco sugeto [sic], claro está, por razón de la
familia. Acaso pudieramos encontrarnos, en Andalucía, o luego en Madrid. Dígame
cuáles son sus proyectos.
Por lo pronto, voy a pedir que le envien a usted la tercera
edición (junta con otros libros) de El
jardín de las delicias en ejemplar dedicado. No tiene otra diferencias [sic], aparte de un par de erratas
subsanadas, que el haber puesto en letra bastardilla la primera sección, sin
título, de los "recortes" para unirla de alguna manera con la
nota-epílogo del final, dándole una circularidad al libro, pues esa primera
sección tiene algo de ensayístico y de prologal para introducir a la
pseudo-objetividad de las noticias periodísticas, y es a su manera también voz
del autor todavía escasamente ficcionalizado.
Deme sus noticias personales. Me dicen que ha estado usted
enfermo, pero que ya se encuentra restablecido y bien.
A la espera de la ocasión en que nos veamos, le envia un
fuerte abrazo de gratitud y afecto su amigo
Francisco Ayala.-
Francisco Ayala
Marqués de Cubas 6
Madrid