Carta de Francisco Ayala a Ricardo Gullón (02/11/1960)
2 de noviembre de 1960.
Querido Ricardo:
Recibí con gran placer tu carta de 4 de
octubre, pues deseaba tener noticias tuyas, y éstas son muy buenas, ya que se
te ve contento y metido en trabajos: qué más se va a pedir.
Por lo que me dices, no son equivocadas mis impresiones de
la realidad española. En cuanto al problema de la Iglesia, ¡habría tanto que
hablar! Ahí tienes el caso de los obispos de Puerto Rico. Yo he pensado muchas veces
en el sentido que tiene el hecho de que Jesús diera la jefatura de la iglesia a
Pedro, es decir, a aquel de sus discípulos que se mostró más debil, más obtuso
y más “falible”. ¿Qué quiso indicarnos Cristo con esa elección? ¿Que quien ya
lo negó tres veces habría de seguir negándolo muchas más, y siempre? ¿Por qué?
¿Por ser piedra, y no espíritu? ¿Por ser humano? ¿Para que desconfiáramos y lo
combatiéramos si queríamos de veras salvarnos? Es algo muy enigmático, ¿no te
parece?
Todavía no he recibido la segunda edición del Galdós; pero [sic] que aquellos amigos
cumplan tu encargo, y la remitan. Creo que te dije que ellos van a editar, y al
parecer muy pronto, mis ensayos de crítica literaria. Espero tener pruebas (y a
las pruebas me remito) en este mes o a principios del próximo.
Te agradezco el que sigas prestando atención a mi novela, y
tengas la generosidad de decir lo que te parece de ella siempre que tienes
oportunidad. Ya estoy terminando la nueva, que quedó suspendida durante mi
viaje, y cuya última parte, aunque muy breve, me está dando bastante trabajo.
Consta de tres: cada una de ellas, según una técnica distinta. En la primera se
presenta, bajo la forma de un escrito inducido por engaño a un hombre simplón
(todo esto es dificil de explicar; hay que leerlo), el espectáculo tropical de
la gran vidorra; la segunda, para descargar la intensidad del estilo, está
redactado en la forma pretendidamente objetiva, de información periodística; y la
tercera, en que trabajo ahora, y donde el pobre tipo, escarmentado, se redime
en el desengaño, tiene la forma –pesadísima y aburrida si no se tiene mucho
cuidado– del monólogo interior. Espero que, en lo que resta de año, podré
terminarla. Y va a ser un libro tan breve, si no más, que Muertes de perro. Me temo que el titulo va a ser, de todos modos, La gran vidorra. (Fíjate lo que son las
coincidencias: he visto la última película de Fellini, que de una manera muy
distinta, claro está, aborda el mismo tema fundamental, y que se titula La dolce vita).
Estoy verdaderamente deseoso de ver el número que estáis
preparando y que todo hace suponer será espléndido. Miguel ha terminado la
traducción de mi cuento, o lo que sea. Creo que esa especie de antología va a
ser sensacional, dará mucho que hablar y orientará, que buena falta hace, al
público de lengua inglesa (al público intelectual, claro está) acerca del
estado de nuestras letras. Estando ahí quienes estáis, es de esperar que no falle
lo que suele fallar en las publicaciones académicas: la distribución adecuada.
Es menester que se entere la gente de que existe. Si yo puedo ayudar algo por
mi parte, no hay que decir que lo haré encantado.
No te había contestado antes a tu carta porque quería
explorar las posibilidades de invitación para una conferencia aquí (lo de
Rutgers, ya veremos si cabe hacer algo). Aquí hay una dotación para
conferencias en inglés que las pagan, no bien, pero menos mal; sólo que
necesitan ser en inglés, y supongo que no te animarás a ello; caso contrario, podría
intentarse. En el departamento suelen darse dos conferencias al año, y el pago
es mísero, $50. Este año habíamos hablado a Angel (pues ya irás viento cómo son
aquí, en este pais, las cosas: hay que fijar la fecha con varios meses de anticipación,
por más ridículo que ello parezca),y Angel pidió a última hora que lo dejáramos
para el segundo semestre, con lo cual eché mano de Paco Garcia Lorca, que
vendrá el dia 22. Por cierto que me dieron la noticia de que no se disponía
sino de $50 para todo el año; pero eso no puede ser, tendrán que arreglarlo. Si
acaso, se podría decirle a Angel que te ceda el paso, pues a él creo que no le
importa ni el oro ni la gloria que ello implica. Pero es menester que me digas
cuándo es la conferencia que te han invitado a dar en un sitio que tu caligrafía
no me permite descifrar (Avecherd?), y sobre esa base vamos a ver lo que puede
hacerse. Escríbeme indicando fecha aproximada, y haré cuanto pueda para que
coseches ese rico botín (oh,la tierra del dólar) y te envanezcas de haber
hablado delante de media docena de encantadoras criaturas que, mientras te
escuchan, tejen pullovers para sus novios y piensan en ellos. Fuera de bromas: eso
sería la gran oportunidad para que hablemos hasta hartarnos, de lo cual tengo
verdaderas ganas. De modo que dime eso, y hazlo cuanto antes.
Afectuosos saludos de Nina, y para ti un gran abrazo de
Ayala.-