Carta de Francisco Ayala a José M.ª Ferrater Mora (16/05/1964)
16 de mayo de 1964
Querido José María:
Luengas
jornadas ha que pienso contestar a tu memento de abril 14, sin que hasta ahora,
y no sin causa, se me haya deparado la oportunidad de batir las teclas de mi
máquina a tu dirección. Es el caso que, faltando a mis deberes y compromisos
académicos –razón por la cual deben subirme el sueldo– me ausenté de esta
ciudad para dedicar mis esfuerzos culturales en beneficio del trópico feliz
durante unos quince días, que fueron gratos por diversos conceptos, y ante todo
por la sensación de estar faltando a mis clases de NYU. Junto a esta principal
fuente de delicia, cuenta la que me produjo el conversar ampliamente con Gil
Robles (que no se entere Gorkín, por favor, pues morirá de envidia)
ausentándome antes de que pronunciara las eruditas conferencias que había de
dar, en justa represalia al hecho de que él, astutamente, había llegado después
de haber debitado yo las mias. Y no sólo tuve contactos con la alta política,
sino que ingresé también a ratos en la esfera de la poesía, representada por
Jorge Guillén, cuya esposa conocí en tal ocasión, y aun recibí efluvios
capitosos de la filosofía, procedentes de los pebeteros intelectuales de
Echeverría y Schajowicz.
Para
aliviar el complejo que te producen, no hay duda, las frustradas expediciones
de Renée en busca de un ejemplar de El
ser y la muerte, direte lo acontecido hasta la fecha con Death as a way of life, aunque en breve
resumen. Según lo previsto, se publicó dicho libro el día 11 de los corrientes,
sin que dicho acontecimiento fuera acompañado del más modesto aviso en la más
modesta de las publicaciones diarias. (Siendo de advertir que, durante mi
ausencia en Puerto Rico, llamaron del New York Times y de un par de sitios más
a la NYU pidiendo fotos del autor, cuyas fotos yo había ofrecido a la editorial
para ser desdeñadas por ella, y ahora Nina hubo de apresurarse a proveer, en
vista de que los periódicos las solicitaban espontáneamente). Pues bien, el día
12, o sea al siguiente de publicarse el libro, aparece en el New York Times un
artículo de Charles Poore, exhortando con mi efigie, donde no decía nada entre
dos platos –pero tampoco las necedades y asneras que hubieran podido temerse–,
pero que, por el mero hecho de aparecer dió lugar a que los 30 locatarios del
inmueble donde habito me hablaran del asunto, y a que mi teléfono no cesara de
sonar en todo ese dia y el siguiente. El siguiente, me dijo el 'editor' con
todo su toupé que qué bueno; que había sido para ellos una gran sorpresa, y que
en vista de la importancia del libro, ahora iban a poner un anuncio en el mismo
diario, mejor en el magazine, a cuyo efecto se postergaría el artículo que el
susodicho, según habian averiguado, iba a publicar. Para que estimes mi
paciencia y demás virtudes cristianas que adornan mi carácter, te aseguro que
me abstuve de cagarme en sus muertos. Le pregunté si habían pensado en
paperback, y me confesó que aún no habían tenido tiempo de ello. En fin, el
libro no había sido distribuido a las librerías (ni sé si lo ha sido ya; aunque
no lo he visto en parte alguna pudiera ser...); y entre tanto ya ha salido otra
nota con retrato en el Herald Tribune,
Washington Post y otros rotativos.
Bueno,
pues eso es todo. Aquí estamos en el lio de exámenes (yo) y preparativos de
viaje (Nina), para volar en pos de la patria ausente el dia 28, con planes
inconcretos, sobre todo a partir del 1 de julio, hasta cuya fecha estaremos en
Madrid, dirección que ya posees y espero sirva de punto de enlace para explorar
la posibilidad de que nos encontremos en ese pequeño continente tan lleno de
contenido.
Saludos
y abrazos de
Ayala.-