Carta de Francisco Ayala a Guillermo de Torre (06/04/1960)
6 de abril de 1960
Querido Guillermo:
Hace tiempo que tengo intención de escribirte, y se van
pasando las semanas sin que pase yo del propósito a la acción. Es la eterna
historia, y no hace falta explicar las causas. De todas maneras, ahora hago un
rato, acuciado por la proximidad de nuestro viaje a Europa, que será en la
última semana de mayo. Pienso ir primero a España, y pasar en Madrid unos ocho
dias, visitando luego mi Andalucía natal y, no obstante, desconocida para mí.
Espero, pues, tener la "experiencia" de España tras más de 20 años y
toda una vida de ausencia, y esa experiencia es lo que, primordialmente, voy
buscando. Pero también me propongo ver si es posible llevar adelante el plan de
una revista de que tenemos hablado, y en el que no he adelantado mucho, porque
quiero marchar sobre seguro, en lo económico, o no marchar. Los contactos que
haga allí pueden ser decisivos o, por el contrario, hacerse desistir de la
idea, o someterla a postergación indefinida. Ferrater Mora, que irá también a
España, actuará de acuerdo conmigo para el mismo propósito; y veremos lo que
sale, si sale algo. Me gustaría que me escribas a este propósito dándome tus
impresiones, sugestiones y consejos (no sólo alrededor de dicho plan, sino
acerca del viaje en general, puesto que ya eres veterano en esas lides). Y ya
que me escribas, hazlo con la bastante amplitud para comentar sobre todas las
cosas y muchas más.
Supongo que habrás visto el castañazo que el joven Maurín le
atiza en Cuadernos al no menos jóven,
pero sí mucho menos inteligente, Goytisolo por su famoso libro sobre la novela.
Hace falta "clarificar" el ambiente en lo relativo a las letras
españolas, y poner en su sitio, como tú lo hiciste también, aunque con elegante
moderación, a tanta pretenciosa ignorancia como campea ahora. En verdad, sería
muy sano trazar un panorama y hacer una valoración de la literatura que ahora
se hace en España, cotejándola con la que se hace en Argentina, Méjico, Cuba,
etc., para que no prosperen equívocos como los que fomenta el inefable
Coindreu, a quien habría que decirle que nada tiene que ver el culo con las
témporas. (Para no hablar de las insensateces de un Sender, pongo por caso). En
fin...
Supe, y sentí mucho, la muerte del pobre Luzuriaga. ¡Qué
racha! Escribí a la familia, pero parece que la huelga de correos demoró mi
carta.
Cuando me escribas, no dejes de contarme cosas de ahí,
literarias o no, pues siempre me interesa mucho la vida porteña. Y sobre todo,
cuéntame de vosotros. Siempre os recordamos con inalterable afecto, y Nina se
refiere a Norah en todas las oportunidades.
Yo no te podría contar nada de por acá, dada la vida dispersa
y absurda que aquí más que en otras partes está uno obligado a llevar. Estuvo,
como sabes, Victoria Ocampo, y ahora está nuestra amable compatriota y colega
Rosa Chacel, que disfruta de una beca Guggenheim cuya prórroga está pidiendo
por un año más, pues todavía no ha tenido tiempo de pensar qué va a hacer, o si
va a hacer algo, para justificar dicha beca. En verdad, hay gentes para quienes
la vida es beca perpetua. Y ¿cómo está esa novela que, al parecer, acaba de
publicar bajo el sello de Losada y con dinero del Estado argentino?
Bueno, querido Guillermo, recibe nuestros saludos, y un gran
abrazo de tu viejo amigo
Francisco Ayala.-