Carta de Francisco Ayala a Ricardo Gullón (10/02/1960)
10 de febrero
1960
Mi
querido Ricardo:
Llegó,
que todo llega en este mundo, el número de La
Torre con las cartas cruzadas entre Juan Ramón y Zenobia. Las he leído con
enorme interés. ¡Cómo se dibujan las respectivas personalidades desde el
comienzo! Tu estudio de introducción es –no habría que decirlo- excelente y,
desde luego, oportuno. Creo que en relación con esas cartas no se plantea el
problema que con otros papeles del poeta, puesto que él las escribió pensando
en la publicidad y en la inmortalidad y en el monumento; y esto es lo que, à son insu, les da enorme interés. La
actitud es la misma que tuvo respecto de la creación poética. Vivía, si a eso
puede llamársele vivir, en función de ella; y el sublime farsante lo hacía todo
con vistas a la extrapolación estética. El resultado, paradójicamente, era
rebajar el valor estético de sus perlas artificiales. ¡Qué contraste con la
poesía de Machado, a quien le brotaban sin buscarlo ni procurarlo las perlas naturales
de su verso como excrecencia del vivir! Por cierto, para Machado hubiera sido
afrentoso y terrible el hecho de que sus cartas a Guiomar alcanzaron al
público, y aun a tercera persona, aunque ésta lo hubiera sido en verdad, y no
la vieja alcahueta de doña Concha Espina. Pero es que él era un hombre, y tenía
sindéresis. Por eso, paradójicamente también, interesan más sus cartas: uno
sabe que no estaban marcadas.
Lo
que ocurrió con Delaware es que el Sr. Roberts estuvo en la convención de
Chicago, y allí se encontró con Martinez López, quien dejó saber que ya estabas
tú comprometidos con ellos. Seguramente desistió, entonces, el otro de
escribirte. Por cierto que el dicho Martínez pasó por aquí con la familia hace
unos dias, de camino para España, y estuvimos juntos unas horas durante las
cuales, cómo no, te recordamos con el cariño que mereces.
El
pobre Molina está preocupadísimo con su artículo. El tiene justificadas
suspicacias; digo, justificadas en general, no en en este caso específico, pues
seguramente no se da cuenta de que las resistencias que halla su excelente
estudio no se deben (si son intencionadas y no resultado de la necedad
ambiente, como bien pudiera ocurrir) a que mi libro ha tenido ya demasiado
éxito, y eso despierta la envidia de gentes que sólo creen puede reconocerse a
un escritor a condición de que se haya muerto previamente, o al menos de que esté
muerto en algún modo, y no inquiete, ni moleste, ni diga cosas desagradables.
Dado que yo no pienso en morirme por ahora, ni menos dejar de escribir con
punta, pues de otro modo no me tomaría el trabajo, ciertos elementos prefieren,
consciente o inconscientemente, silenciarme. Por suerte, hay otra gente, y al
parecer no demasiado escasa, que tiene la magnanimidad bastante para decir lo
que piensa cuando piensa bien de algo: y me refiero en particular ahora a
Rodríguez Alcalá, que no contento con su magnífico artículo de Cuadernos
Americanos, ha publicado otro, muy generoso, en el último número de la Revista Hispánica
Moderna, donde, por cierto, cita tu nombre. Quizás lo habrás
visto. Volviendo a Rodrigo, me dijo que tú vas a enviar su trabajo a los
Papeles de Cela. Puedes creerme si te digo que me alegraré de que se lo
publiquen, más que por mí mismo, por él. Necesita absolutamente esa
confortación.
Recibí
de Jorge una carta, muy contento con su nuevo puesto como ayudante del Rector.
Lo felicité, aunque sería al Rector a quien habría que felicitar.
No
dejes de escribirme, y pronto. Déjame conocer tus planes conforme se concreten.
Los nuestros consisten en volar hacia España directamente en los últimos dias
de mayo o primeros de junio; estar unos pocos en Madrid, y luego ir a
Andalucía, y ver un poco aquello. En julio, probablemente, ir a Berlín, donde
me han invitado a dar unas clases; en agosto a Inglaterra, y en septiembre,
según estemos, y según hayan ido las cosas, se verá que se hace. Todo está aún,
como ves, bastante elástico, salvo acaso el proyecto de colar directamente a
España, y aun éste pudiera tener variantes todavía.
Saludos
muy afectuosos a todos los amigos, y para ti un gran abrazo de
Ayala.-