Cartas enviadas a Ilsa Barea:

Ilsa Barea

1902 Viena - 1973 Viena

Periodista de origen checo, Ilse Pollak se casó con Leopold Kulcsar, que trabajó durante la guerra civil para la legación española en Praga de la que era secretario Ayala. 


Tras la muerte de Kulcsar, en 1938, Pollak se casó con el escritor Arturo Barea, a quien había conocido en Madrid durante la guerra; adoptó su apellido y se trasladó con él a Inglaterra, donde se dedicó a la traducción. En 1959 recibió de la editorial Macmillan el encargo, que no cumpliría, de traducir al inglés Muertes de perro.

cartas 1 al 2 de 2
FECHA
03/10/1959
REMITENTE
Francisco Ayala
DESTINATARIOS/AS
Ilsa Barea
DESTINO
S.l.
ORIGEN
Nueva York
FICHA DESCRIPTIVA

[Carta mecanografiada]

DEPÓSITO DEL ORIGINAL
Fundación Francisco Ayala

Carta de Francisco Ayala a Ilsa Barea (03/10/1959)

N.Y., 3 de octubre de 1959.

Mi querida amiga: Me encuentro su carta al regresar, para el fin de semana, de Bryn Mawr, cerca de Filadelfia, donde trabajo, y no quiero decirle cuanta alegría me ha proporcionado el ver que las cosas están en camino de concertarse. El lunes, antes de marcharme, trataré de hablar con Capouya, con objeto de convencerlo, si tiene dudas respecto de la tarifa que usted le menciona, de que vale la pena tener una traducción como sólo usted es capaz de hacerla. Creo que ésa sería la única objeción, dado que el plazo establecido por usted es prudencial y se tiene la seguridad de que habrá de cumplirlo.

Por las observaciones que usted hace acerca de la índole del trabajo, ya he visto con satisfacción hasta qué punto ha penetrado usted en los problemas de estilo que la novela encierra. Ya quisieran muchos críticos haberse dado cuenta; no ha faltado inocente que, elogiando mucho el libro, lo ha considerado como de una técnica desprovista de toda complicación… En cierto modo, esta opinión resulta, paradójicamente, halagüeña para el autor.

Así, pues, yo también espero –hope– que sea usted la traductora. Supongo que la editorial querrá hacer del libro un éxito (y en cierto modo, ésa es la prisa, pues parece que el momento es oportuno, dadas las circunstancias hispanoamericanas); razón de más para que paguen decentemente la traducción. Si yo he podido hablar con Capouya antes de irme, le pondré todavía una coletilla al final de esta carta, que no he de cerrar hasta el último momento, diciéndole a usted lo que haya.

Y si, en efecto, llegara a venderse bien, sería cuestión, seguramente, de traducir algunas de mis otras cosas, como La cabeza del cordero, que usted menciona tan amablemente.

En efecto, conocí a Leopold Kulcsar, fuí amigo suyo y asistí a su muerte. Era un hombre excelente, y siempre nos habló de usted con respeto y entusiasmo; inclusive nos contó la entrevista con ustedes, tal cual luego había de relatarla Arturo en su libro. En cierto modo, mi amistad hacia usted pasa a través del recuerdo de aquellos años inolvidables y sin embargo, tan amargos de recordar.

Dígame –suponiendo siempre que el trato se cierre con Macmillan– si quiere que le remita otras cosas mías, y si le conviene recibir, o no, algunos de los comentarios que se han escrito sobre Muertes de perro. Como cada cuál conoce sus propios métodos, a lo mejor prefiere usted manejar directamente con el libro, y le resultan perturbadores otros elementos interpuestos. Si, por el contrario, piensa que pueden serle de ayuda, se los remitiré enseguida.

5 de octubre 1959

El Sr. Capouya no va hoy a su oficina. De modo que, en lugar de hablarle, le dejo una carta recomendándole que escriba a usted y cierre el convenio. Supongo que lo hará, aunque temo que tarde dias, pues parece siempre muy atareado. De todos modos le digo también que venga a almorzar a casa el domingo próximo, y si lo hace, sabremos cómo están las cosas.

Saludos muy cordiales de su buen amigo


FECHA
05/08/1961
REMITENTE
Francisco Ayala
DESTINATARIOS/AS
Ilsa Barea
DESTINO
S.l.
ORIGEN
S.l.
FICHA DESCRIPTIVA

[Carta mecanografiada]

DEPÓSITO DEL ORIGINAL
Fundación Francisco Ayala

Carta de Francisco Ayala a Ilsa Barea (05/08/1961)

5 de agosto de 1961

Mi distinguida amiga: Recibo su carta de 22 de julio, y veo por ella que mi creencia de que usted hubiera pospuesto la traducción de Muertes de perro para hacer otra no correspondía a la realidad. El hecho de haberle escrito varias cartas a lo largo de todo este tiempo sin obtener respuesta alguna me parece que disculpa y aun justifica aquella sospecha mía. Ahora veo, por lo que usted amablemente me explica, cuáles han sido las causas, no sólo de su demora, sino también de su silencio, y créame que las lamento muy sinceramente. Tal vez si, durante mi viaje del pasado verano a Inglaterra, hubiera tenido yo la suerte de poder encontrarme con usted, hablando nos hubiéramos entendido y quizás hallado juntos alguna manera de evitar que el trabajo se retrasara tanto…Pero, en fin, ya éste se encuentra, como usted me dice, prácticamente concluido, y no tiene objeto volver sobre el pasado. Lo que sí le he de rogar a usted ahora es que haga llegar a Macmillan sin más demora el original, para que al comenzar septiembre, tras las vacaciones estivales, puedan ellos disponer por fin su publicación.

Estoy seguro de que su trabajo habrá ido tan brillante como cuantos salen de sus manos, y de que, según me dice al final de su carta, habrá que dar por bien empleada después de todo “la enorme y desesperante espera”. En lo que sí insisto, ya que por diversas razones me parece importantísimo, es en que para esa fecha, 1º de septiembre, la traducción se encuentre aquí, en Nueva York. Es éste un momento que pudiera resultar favorable para el libro, y tanto dicha editorial como otras esperan a ver la reacción que suscita en el ambiente para emprender, si es favorable, la publicación de otras obras mías, entre ellas una nueva novela, ligada a Muertes de perro, que ya debe de estar imprimiéndose en la Argentina.

Durante este verano actual, y fuera de tres semanas que pasé en Puerto Rico, no he podido salir de aquí, pues mis finanzas andaban demasiado temblequeantes; de modo que estoy trabajando para echarles un remiendo. Quizás el año próxima [sic] pueda permitirme otro viaje a nuestro viejo mundo, y tener el gusto de verla, si no es que antes usted no se decide a venir por acá.

Muy cordialmente suyo